Madero regresa al país el 14 de febrero
de 1911
Internándose en Zaragoza, al sureste
de Ciudad Juárez, el 14 de febrero de 1911, Madero decidió regresar a México
acompañado de algunos seguidores, colaboradores y de su hermano Gustavo, El Regreso de Madero a México fue con el propósito de asumir el liderazgo del
movimiento armado, mejorar su organización y permitirles poder atacar
poblaciones de mayor tamaño. El 6 de marzo, Madero, al frente de unos 800
irregulares, decidió atacar Casas Grandes, Chihuahua, pero fue derrotado por el
18° batallón de infantería al mando del coronel Agustín A. Valdez. Durante el
combate, resultó herido en un brazo. Paralelamente surgieron más movimientos en
el país, como en los estados de Guerrero y Morelos, extendiéndose el conflicto
prácticamente a todo el territorio mexicano.
Madero se retiró para reorganizar sus
fuerzas y recibió el apoyo de Pascual Orozco y Francisco Villa, quienes
operaban en Chihuahua. Con poco más de 1.500 soldados, quiso atacar la capital
del estado, pero posteriormente decidió invadir Ciudad Juárez, ciudad fronteriza
con los Estados Unidos.
Ante la situación, Porfirio Díaz tomó
varias medidas desesperadas como suspender las garantías individuales. Además,
ante la noticia de que los Estados Unidos estaban reuniendo su ejército en la
frontera, intentó negociar un acuerdo de paz.
Es importante recalcar que el
movimiento anti reeleccionista se transformó durante el proceso militar: de
oposición derivó en rebelión, por lo que el movimiento urbano de la clase media
se convirtió en una lucha popular y rural, con nuevos líderes dispuestos a la
lucha armada que no habían participado en el movimiento que rechazaba la
reelección de Porfirio Díaz, como Pascual Orozco, arriero y comerciante, Pancho
Villa que había sido bandolero además de realizar una gran variedad de oficios
y trabajos o Emiliano Zapata, domador de potros que encabezaba reclamos
agrarios en Anenecuilco. Al movimiento se habían unido rancheros del norte del
país, vaqueros, ferrocarrileros, mineros, obreros, artesanos, profesores
rurales, rancheros sureños, entre otros, los cuales eran poco afines a la
figura de Madero. Por estos motivos, este último quiso dar por terminada la
lucha prematuramente.
Pláticas entre maderistas y el
gobierno
Francisco I.
Madero y líderes revolucionarios. 24 de abril de 1911.
El padre de Madero y su hermano
Gustavo se reunieron con José Ives Limantour, ministro de Hacienda y Crédito
Público, en Nueva York. Durante el encuentro le entregaron una propuesta de la
Junta Revolucionaria, en donde se pedía al gobierno la adopción de la no
reelección, la renuncia del vicepresidente Corral, la democratización del
gobierno y que se garantizara la libertad política.
A su regreso a la capital, Limantour
convenció a Díaz de efectuar cambios en su gabinete, por lo que todos, a
excepción de dos funcionarios, fueron reemplazados. Además, Díaz envió al
Congreso una iniciativa de ley para prohibir la reelección. Dichos cambios
resultaron insuficientes para Madero, quien siguió insistiendo en la renuncia
de Díaz y Corral.
Las negociaciones entre maderistas y
el gobierno continuaron, tratando de llegar a un arreglo en el que Díaz
siguiera en el poder. Representantes del porfirismo ofrecieron incluso la
renuncia de Corral, la facultad a los maderistas de nombrar cuatro ministros
del gabinete y catorce gobernadores. Aunque Madero estaba dispuesto a aceptar,
sus colaboradores se opusieron, por lo que al final se rompieron las
negociaciones.
Desde el 11 de abril, Madero y sus
tropas establecieron un cuartel general cerca de Ciudad Juárez, en los márgenes
del río Bravo, pactándose más tarde un armisticio.
El 7 de mayo, el presidente Díaz
declaró en el diario La Nación el siguiente manifiesto:
Mexicanos:
La rebelión iniciada en Chihuahua en
noviembre del año pasado y que paulatinamente ha ido extendiéndose, hizo que el
gobierno que presido acudiese, como era de su estricto deber, a combatir en el
orden militar el movimiento armado. Algunos ciudadanos patriotas y de
buena voluntad ofreciéronse espontáneamente a servir de mediadores con los
jefes rebeldes; y aunque el gobierno creyó no deber iniciar negociación alguna,
porque habría sido desconocer los títulos legítimos de su autoridad, dio oídos
a las palabras de paz, manifestando que escucharía las proposiciones que se le
presentaran.
El resultado de esa iniciativa
privada fue, que se concertara una suspensión de hostilidades entre el General
Comandante de las fuerzas federales en Ciudad Juárez y los jefes alzados en
armas que operan en aquella región, para que durante la tregua conociera el
gobierno las condiciones o bases a que había de sujetarse el restablecimiento
del orden.
La buena voluntad del gobierno y su
deseo manifiesto de hacer concesiones amplias y de dar garantías eficaces de la
oportuna ejecución de sus propósitos, fueron interpretados, sin duda, por los
jefes rebeldes como debilidad o poca fe en la justicia, ello es que las
negociaciones fracasaron por la exorbitancia de la demanda previa. Por último, hacer depender la presidencia
de la República de la voluntad o del deseo de un grupo más o menos numeroso de
hombres armados, no es, por cierto, restablecer la paz.
El Presidente de la República se
retirará, sí, del poder, cuando su conciencia le diga que al retirarse, no
entrega el país a la anarquía y lo hará en la forma decorosa. El fracaso de las negociaciones de
paz tal vez traerá consigo la renovación y la recrudescencia en la actividad
revolucionaria. Manifiesto de Porfirio
Díaz en La Nación, 7 de mayo de 1911.
Entrada de Madero a la ciudad de México
Como resultado al día siguiente se
reanudaron las hostilidades, desde las trincheras de un bando hacia otro. En una entrevista con un periodista
de Estados Unidos, Porfirio Díaz había asegurado que se harían elecciones libres
y que dejaría la presidencia. Madero creyó en sus palabras y organizó un
partido para ganar pacíficamente esas elecciones. Sin embargo, Díaz lo
encarceló y ocupó por séptima vez la presidencia. Cuando Madero logró escapar
hizo un llamamiento a todos los mexicanos para que tomaran las armas en contra
de la dictadura. Zapata y Villa, dos jefes guerrilleros, se unieron a los
maderistas; con su ayuda el ejército porfiriano fue derrotado y Díaz renunció y
salió a Francia para no regresar jamás. Al poco tiempo, Madero fue elegido
presidente. La
Revolución en México fue un movimiento
en donde se buscaba poder tener una igualdad o una mejor situación económica,
una mejor calidad de vida, por eso tomaron acción a su decisión y lograron que
cambiara el rumbo de todo un País, muchas persona cambiaron su estilo de vida
para él y todos sus descendientes. Este tipo de movimientos al paso de los años
se han suscitado en diferentes partes del mundo y todos con el mismo fin
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